Cuando una víctima de violencia que necesita ayuda, asesoramiento o protección inmediata rompe el muro de injusticias a su alrededor, el primer contacto para obtener ayuda es un educador que trabaja en un centro de apoyo contra la violencia. Se pide mucha empatía, pero también un perfil calificado y procedimientos estrictos a la persona que se hace cargo de la solicitud de la víctima. Los trabajadores de cualquier centro de apoyo contra la violencia, independientemente de su nacionalidad, deben estar siempre abiertos y dispuestos a escuchar, asesorar, brindar apoyo legal e inmediato.
Este, como muchos otros trabajos en el campo de la asistencia social, podría ser agotador año tras año. Los trabajadores podrían sentirse abrumados por el creciente número de feminicidios, abusos y violencia contra las mujeres, incluso si dan todo lo que pueden para ayudar a las víctimas y las campañas de prevención. Pero también, podrían sentirse inútiles al pensar en la falta de apoyo suficiente para las familias de las víctimas.
Este proyecto reúne a cuatro países (Italia-España-Eslovenia-Polonia) y tiene como objetivo crear una red internacional entre los trabajadores europeos contra la violencia para que puedan comparar sus propios sistemas nacionales con el fin de intercambiar buenas prácticas y adoptar las mejores en su país. Además, podría ser un enriquecimiento analizar mejor el problema del feminicidio desde otro punto de vista cultural para ampliar el conocimiento del problema para ponerlo en práctica y experimentar nuevas herramientas en su protocolo y en las campañas de sensibilización contra la violencia.
La violencia es un problema muy importante en la UE, pero no todos saben cómo protegerla, cómo ayudarla.
Los objetivos:
– nuevos métodos de trabajo con estudiantes adultos.
– Integrar el entorno local para proteger la violencia.
– Mejorar las habilidades de los educadores y formadores.
– Mejorar el conocimiento sobre los diferentes tipos de violencia: contra las mujeres, las personas mayores, el deporte (estadios), el racismo, el discurso de odio, etc.
– Ayudar a los adultos a mejorar sus competencias personales y sociales.
– intercambiar la experiencia entre educadores y formadores.