
La cerámica que podemos admirar en muchas tiendas y talleres en toda Granada, es una de las tradiciones más vivas y apreciadas de nuestra ciudad en la actualidad. Los estilos en el procesamiento de este material son muchos, desde el más característico, el Fajaluza, hasta el estilo del "reflejo metálico" y el de la "cuerda seca".
Los objetos que en el pasado se crearon con este material estaban vinculados a la vida tradicional de la sociedad rural, a menudo tomando su nombre de la ciudad en la que se produjeron: así es como, por ejemplo, se extienden las ánforas de Alhama o los frascos de Huéscar. Con la industrialización del trabajo vinculado a los campos, en la segunda mitad del siglo XX, se introdujeron nuevos materiales más baratos y más resistentes para la producción de estos objetos, y la cerámica transformó su trabajo, prefiriendo el sector decorativo.
La cerámica más común en Granada es sin duda Fajaluza, cuyo nombre deriva de la puerta de la ciudad medieval, que también dio su nombre al barrio de los alfareros, donde esta tradición ya florecía en el siglo XVI.